LECCIÓN 1: CULTURA Y MEDIOSHoy nos resulta inconcebible un mundo sin televisión, Internet, TV cable, radio, prensa y cine, mientras que un siglo atrás, con excepciones, el público era devoto de periódicos y libros, nuestros ancestros podían vivir con mayor prescindencia de los medios masivos. No es lo más relevante, saber si aquel estilo de vida era mejor o peor, pues lo que importa es poner de relieve cuanto mayor es hoy el peso de los medios masivos. Una evaluación de esa influencia no lleva a preguntarnos si esa influencia beneficia o perjudica a la cultura. Se puede afirmar en general que beneficia, al menos en lo que respecta al creciente acceso a los bienes culturales en esta era de horizontes perceptivos enriquecidos y ampliados gracias a los medios electrónicos, al CD-Rom, Internet, la realidad virtual en suma.
Pero aún si se acepta que a la postre ese aluvión comunicacional enriquece la cultura de los receptores, surgen reproches de variada índole. Entre ellos, tal vez el más señalado es el que apunta a la concentración de los medios de comunicación en poderes que operan a escala universal trasmitiendo valores homogéneos y pautas de conducta que traspasan fronteras, alimentan un público trasnacional cada vez más uniforme y, según se previene, amenazan con borrar las identidades culturales a través de mensajes en general mediocres.
Es indudable que la educación formal tiene en esos medios a un poderoso auxiliar repleto de promesas. Pero junto con esas posibilidades, los nuevos instrumentos apartan a los jóvenes de otros procedimientos formativos, la serenidad de la lectura por ejemplo, al tiempo que producen una riesgosa simplificación del lenguaje, y una tendencia a confundir información con conocimiento. Otra de las inquietudes, una de las más clásicas sin duda, es la que acusa a los medios, en particular a la TV y los juegos electrónicos por su constante exhibición de conductas agresivas, una exhibición que más allá de la interminable polémica sobre su incidencia en los públicos juveniles, es por lo menos un factor a considerar cuando se analiza el fenómeno de la violencia en las sociedades contemporáneas.
En conjunto, la creciente interrelación de la comunicación y la cultura, sus tensiones, su confluencia y su complementación, al tiempo que advierte sobre algunas tendencias negativas que surgen de ese encuentro. Sin embargo, a diferencia de otras visiones proclives al pesimismo, las diversas opiniones recogidas auguran un futuro de relaciones menos conflictivas entre los medios masivos y las culturas singulares, las que resisten a la homogeneización. Así como en los intersticios de la ciber-red se objeta y acota la masificación, también la acción de los públicos, segmentados por la diversidad de gustos y tendencias culturales, obliga a los medios a particularizar sus mensajes y a romper, por tanto, lo que en algún momento se temió fuera un mercado único y monocorde de imágenes. En ese proceso destaca la tendencia a revalorizar lo nacional, lo propio, lo local, en lo que parece ser una suerte de revancha de las culturas particulares ante el empuje de la globalización.
Pero aún si se acepta que a la postre ese aluvión comunicacional enriquece la cultura de los receptores, surgen reproches de variada índole. Entre ellos, tal vez el más señalado es el que apunta a la concentración de los medios de comunicación en poderes que operan a escala universal trasmitiendo valores homogéneos y pautas de conducta que traspasan fronteras, alimentan un público trasnacional cada vez más uniforme y, según se previene, amenazan con borrar las identidades culturales a través de mensajes en general mediocres.
Es indudable que la educación formal tiene en esos medios a un poderoso auxiliar repleto de promesas. Pero junto con esas posibilidades, los nuevos instrumentos apartan a los jóvenes de otros procedimientos formativos, la serenidad de la lectura por ejemplo, al tiempo que producen una riesgosa simplificación del lenguaje, y una tendencia a confundir información con conocimiento. Otra de las inquietudes, una de las más clásicas sin duda, es la que acusa a los medios, en particular a la TV y los juegos electrónicos por su constante exhibición de conductas agresivas, una exhibición que más allá de la interminable polémica sobre su incidencia en los públicos juveniles, es por lo menos un factor a considerar cuando se analiza el fenómeno de la violencia en las sociedades contemporáneas.
En conjunto, la creciente interrelación de la comunicación y la cultura, sus tensiones, su confluencia y su complementación, al tiempo que advierte sobre algunas tendencias negativas que surgen de ese encuentro. Sin embargo, a diferencia de otras visiones proclives al pesimismo, las diversas opiniones recogidas auguran un futuro de relaciones menos conflictivas entre los medios masivos y las culturas singulares, las que resisten a la homogeneización. Así como en los intersticios de la ciber-red se objeta y acota la masificación, también la acción de los públicos, segmentados por la diversidad de gustos y tendencias culturales, obliga a los medios a particularizar sus mensajes y a romper, por tanto, lo que en algún momento se temió fuera un mercado único y monocorde de imágenes. En ese proceso destaca la tendencia a revalorizar lo nacional, lo propio, lo local, en lo que parece ser una suerte de revancha de las culturas particulares ante el empuje de la globalización.
Para complementar este artículo reflexivo, compartimos el siguiete video mexicano:
LECCIÓN 6: POSMODERNIDAD Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN.Al entender a la posmodernidad como un cambio de época, se hace necesario reflexionar sobre la contribución que potencialmente pueden realizar los medios de comunicación, para la humanización de las relaciones humanas. Se parte de que la posmodernidad es una continuidad de algunos aspectos del pensamiento moderno e ilustrado, pero esencialmente rompe con muchos de sus planteamientos, al no haber sido capaz la modernidad de alcanzar los anhelados ideales de orden y progreso.
Se sostiene que los medios de comunicación son capaces, y deben ser responsables, de promover un pensamiento ético comunitario y planetario, dadas las diferentes problemáticas que enfrenta el mundo en diversos ámbitos: económicos, ecológicos, raciales, políticos, educativos, religiosos, de salud y familiares, ente otros. Los propios medios responden a las lógicas contextuales que les permiten operar, sobre todo en los ámbitos políticos y económicos, pero es a través de la conciencia, de la reflexividad y de la acción como será posible humanizar a los medios.
Durante largo tiempo, se han polarizado las posturas en torno a los medios de comunicación. Desde apocalípticos que fatalizan sobre las consecuencias nefastas que los medios acarrean en las sociedades, hasta integrados que celebran los múltiples beneficios que los medios han traído a la humanidad; desde enfoques que postulan la omnipotencia de los medios, pasando por el poder mediatizado de influencia, hasta la concepción de la total capacidad de las audiencias para resistirse a los intentos de manipulación ideológica; desde enfoques unidisciplinarios, hasta aquellos que conciben la necesidad de la interdisciplinariedad o la transdisciplinariedad. Independientemente de la postura que se adopte o abandere, es innegable que cada constructo responde también a determinados contextos espacio-temporales: por tanto, es necesario explorar las características de los medios ante la aparición y desarrollo de la posmodernidad.
Los medios son importantes sistemas simbólicos que buscan la fascinación y el convencimiento, más que la coerción y la violencia, para promover la aceptación y proliferación de la acumulación del capital. La posmodernidad constituye una época que posibilita el ejercicio del poder económico y político, pero la descentralización y deslocalización de las fuentes de poder complejizan la forma de ejercerlo. Aquí es notable cómo los medios ahora más que nunca son portavoces de la pluralidad, de la diversidad: Esta situación permite vislumbrar una oportunidad de pugnar por la humanización de los medios.
La condición de la posmodernidad nos plantea que es difícil, e incluso inaceptable, concebir la idea de la existencia de valores universales. Pero sí es plausible el fomento de valores humanos, que pugnen por el bien común y la autonomía individual. Es importante señalar que no habla de valores universales sino universalizables: que puedan ser construidos comunitaria y planetariamente, a partir de la reflexividad dialógica y del afecto humano.
Para complementar este artículo reflexivo, compartimos el siguiente video también mexicano:
LECCIÓN 15: VIDEO, EL PENSAMIENTO DE MCLUHAN Y EL FENÓMENO DE LA ALDEA GLOBALEl pensamiento de McLuhan respecto a los medios de comunicación se inicia a partir de las siguientes ideas: 1. Somos lo que vemos y 2. Formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman
McLuhan definirá al 'mensaje' de un medio como todo cambio de escala, ritmo o pautas que ese medio provoque en las sociedades o culturas. De esta forma, el 'contenido' se convierte en una ilusión, en el sentido de que éste se encuentra enmascarado por la intervención del medio (la mediatización).Medio y mensaje funcionan en pareja puesto que uno puede contener a otro: el telégrafo, contiene a la palabra impresa, que contiene a la escritura, que contiene al discurso... y así, por lo que el contenido se convierte en el mensaje del medio continente.
La historia de la civilización, recorre tres fases según McLuhan:
1. El estadio tribal. Es un periodo asociado a un fenómeno que él ya considera tecnológico: la comunicación verbal. Para él es tecnología la creación de un medio que no poseemos cuando nacemos. McLuhan no se refiere a una lengua como una combinación de fonemas.
2. El estadio de destribalización. El momento clave en el que se inicia un segundo estadio de la civilización es la creación de la escritura. La abstracción, la separación y distancia de los símbolos respecto de los objetos llevó a la civilización a un estado más racional y funcional, donde nacen los conceptos de útil y beneficioso.
3. El estadio de retribalización. Supone una vuelta atrás y está marcada por la aparición de los medios tecnológicos en el ámbito de la comunicación. Los medios electrónicos redescubren las facultades eclipsadas por la cultura quirográfica e impresa.
2. El estadio de destribalización. El momento clave en el que se inicia un segundo estadio de la civilización es la creación de la escritura. La abstracción, la separación y distancia de los símbolos respecto de los objetos llevó a la civilización a un estado más racional y funcional, donde nacen los conceptos de útil y beneficioso.
3. El estadio de retribalización. Supone una vuelta atrás y está marcada por la aparición de los medios tecnológicos en el ámbito de la comunicación. Los medios electrónicos redescubren las facultades eclipsadas por la cultura quirográfica e impresa.
La aldea tribal: Es posible que el habla se haya iniciado hace unos 30.000 años, pero la comunicación escrita-alfabética tiene tan solo unos cuatro milenios de antigüedad. La aldea tribal es pues una aldea analfabeta y su duración en la tierra habría tenido la extensión de unos 26.000 años.
La galaxia Gutemberg o la Aldea Global. McLuhan dice que la palabra 'ambiente' hubiera sido preferible para describir el período pero luego reflexiona: El término galaxia expresa perfectamente al conjunto simultáneo y recíproco de diversos factores no directamente relacionados entre sí. Este período comprende los casi cuatro siglos que van desde la difusión de la imprenta en la Europa de la modernidad hasta las primeras décadas del siglo XIX, cuando el telegráfo cambiaría para siempre la historia de la comunicación humana.
La Galaxia Marconi o la Aldea Cósmica. McLuhan dijo que el ciclo histórico entre los medios-mensajes y el hombre-usuario, concluye en la actual Galaxia Marconi, caracterizada por el medio televisivo.
Para complementar este artículo relexivo, socializamos el siguiente video (colombiano):
Indudablemente existe una estrecha relación entre los medios de comunicación y la "Sociedad del Conocimiento” Este último resume las transformaciones sociales que se están produciendo en la sociedad moderna y sirve para expresar la complejidad y el dinamismo de los cambios que estamos viviendo. El conocimiento hoy en día se convierte en una fuerza importante no solo para el desarrollo económico sino también para empoderar y desarrollar todos los sectores de la sociedad. Sin embargo, no en todos los países, ciudades y regiones del mundo, los individuos han podido ser parte de esta nueva “Aldea global”, su impacto es desigual debido a la existencia de un abismo digital entre naciones ricas y pobres y entre ciudadanos de diferente poder adquisitivo y nivel cultural.
ResponderEliminarPor: Leydys Padilla Zaac